SE PUEDE SER TERRORISTA Y VIVIR LIBRE EN ESTADOS UNIDOS
Ayer el terrorista más
connotado del hemisferio occidental, Luis Posada Carriles, ofreció una
conferencia de prensa en Miami donde reconoció que “los Estados Unidos
siguen teniendo en mí a un soldado”. A confesión de parte, relevo de
pruebas.
Posada celebraba y
agradecía así haber sido declarado inocente (“not guilty”) el pasado 8
de abril en un juicio que duró 3 meses en una corte de la ciudad de El Paso,
Texas. Pero la pírrica victoria del terrorista de origen cubano y sus cómplices
es un verdadero “boomerang” contra la credibilidad y el prestigio del sistema
de justicia y del gobierno de Estados Unidos.
El juicio fue una farsa de principio a fin, porque el gobierno
norteamericano no lo acusó de terrorista, sino de mentir a los oficiales de Inmigración
al ingresar ilegalmente a ese país en 2005, a pesar de que posee abundantes
pruebas sobre las actividades terroristas de Posada Carriles, muchas de las
cuales han sido desclasificadas por el FBI e incluso fueron presentadas en el
juicio, pero la jueza Kathleen Cardone (nombrada por George W. Bush) y el
jurado, hicieron caso omiso de ellas.
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